18.8.10

ser o no ser

identificarse puede ser una labor realmente traumática. a algunos les basta con gritar su nombre en voz alta, asignarse un rango, pertenecer a un bando, elegir unos colores, acudir a un templo, escuchar única e indefectiblemente un tipo de música, no admitir otra marca de whisky, odiar a otra persona, o incluso a muchas otras, razas enteras, pasarse el día leyendo, o escribiendo, o pintando, o calculando márgenes, o cambiando tuercas, o diseñando espacios, o llevando un camión, o fregando escaleras... pero por lo general puede ser una labor realmente traumática. más de ir tachando cosas que parecían importantes que de organizar epítetos en fila india.

mi amigo tiene una vieja obsesión y me la está contando. una chica de la que está enamorado. el problema es que ya estaba enamorado de ella hace 14 meses, el día en que le conocí, y que por aquél entonces ya estaba enamorado de ella desde hacía 9 meses, el día en que conoció a Santi, que por algún tipo de contagio también se enamoró de ella y se la folló, según me confesó en una conversación mucho más interesante que esta, entre los arbustos de la plaza Maestro Mateo, y que fue quien me presentó a mi amigo, que ni siquiera ha tenido contacto bucal, apenas vocal con la individua, y que se escusa en una mal concebida y peor parida idea del amor para mantener una compostura que abortó hace mucho tiempo. imagino que una tarde su obsesión llegará a casa después de una anodina jornada laboral, ya arrugada y un poco gorda, y encontrará a su perro muerto.

seguirá, en estado de shock, el rastro de sangre que dobla el recodo del pasillo llegando hasta su habitación. empujará tímidamente la puerta, mientras con la boca reseca preguntará,estúpidamente y sin que ningún sonido llegue a hacerse perceptible "hay-alguien-ahí?". y de entre las tinieblas saldrá mi amigo declarando su incondicional e imperecedero amor con un ramo de rosas en la mano, pidiendo disculpas por lo del perro, gajes de la psicópatía. me sale una carcajada y él, sin sospechar que no le estoy prestando la más mínima atención me acompaña con una desganada risa.

no quiere aceptar que el suyo no es un problema de amores, sino un problema de identidad. aunque ya me sé hasta la marca de lencería favorita de ella -no sé de dónde sacan esos datos los asesinaperros, probablemente de un mundo paralelo donde les arrancan las bragas de un bocado, se bajan los pantalones mostrando un miembro de 24 centímetros y la ensartan como un sable láser a una aceituna, dilatando su contorno y haciéndola chillar como un animal a punto de extinguirse de placer, porque ese mundo es la antítesis de éste en el que son impotentes y en el que la impotencia los arrastrta a la inseguridad y la inseguridad a la misoginia- apenas sé nada de mi amigo. ni yo ni nadie.

sé que ella no es como las demás. ella es inteligente y sensible. ella podría entenderle, se complementarían bien. porque las demás visten como putas, se comportan como putas, se olvidan de su nombre, giran la cabeza para comprobar que llevan la falda suficientemente ceñida en el reflejo de los escaparates, ven reality shows y follan con cualquiera. follan conmigo, pienso, mientras me despido de mi amigo y busco las llaves en el bolsillo. recuerdo con cariño las sillas caídas, las prendas de ropa marcando el camino hacia el dormitorio, una mujer de 30 años, muy morena, vomitando sobre la alfombra de lana blanca, mientras la chica pelirroja, más joven y voluptuosa, exclama:

"dime que estoy buena, más fuerte"

mientras salta sobre mi pulvis y se recorre los senos con mis manos, guíandolas en círculos cada vez más pequeños, sin apartar la vista de su reflejo en el espejo del armario. Me contemplo, de algún modo nítidamente, como si todo fuese lo mismo y el transcurso del tiempo apenas un recurso narrativo, eyaculando sobre sus faldas de puta y sobre sus zapatos de puta que amé tanto, a lo mejor no con un amor lírico y alejado como el de mi amigo, con el estómago y no con el corazón, con enormes murciélagos chupasangres y no simples mariposas aleteándome en las puertas del estómago. supongo que era parte de la euforia, similar a la que sienten los supervivientes, que tras superar juntos una gran catástrofe natural, contemplan sus rostros aún vivos y se reconocen a sí mismos en los demás. que eso era lo que sentíamos a la mañana siguiente. haber superado la gran catástrofe natural de ser jóvenes y estar vivos. he esnifado cocaína en la espalda de una niña de diecisiete años. me la han chupado en un fotomatón. me he despertado y no sabía dónde estaba. ni quién era.

pero ahora sí. porque nada más cerrar la puerta escucho su voz que me llama desde el sofá. está viendo La que se avecina. le encanta esa serie, sobre todo el jefe de la comunidad. nos partimos el culo de risa. no fumo, apenas bebo ya y no tengo grandes necesidades fuera de estas cuatro paredes. pero mi ambición no conoce límites. porque me mira, se ríe y me dice que me quiere. y yo comprendo definitivamente quién soy.

yo soy feliz.

3 comentarios:

  1. No tengo palabras para describir lo que siento cuando leo tus entradas. Llevo leyéndote un tiempecillo pero no me decidía a ponerte un comentario. Pero al fin lo hago. Gracias por escribir como escribes :)

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  2. una duda: ¿has escrito este post del tirón sobre el mismo borrador de blogger?

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  3. del tirón casi fijo, porque sucede que en prosa en el momento que reviso algo o intento releerme me entra una dejadez siamesa del alt+F4 que me incapacita del todo.

    suelo escribir sobre un editor de texto de tipo notepad, el cuadradito de blogger es contrario a mi filosofía de pantalla completa. y odio esas líneas rojas de autocorrección -a mí no me corrige nadie! -exclamo, con orgullo, en la soledad de mi cuarto.

    de todos modos no puedo asegurarte nada, yo este coñazo tan largo no recuerdo haberlo escrito.

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