12.2.11

sonreír ya no sirve para ocultar que sonreír tampoco servía antes de que no sirviese

he ordenado cronológicamente todas las formas de agonía
hasta llegar aquí siempre hacía frío
el número de mantas, edredones, dígitos en la factura de Gas Natural
el número de llamadas telefónicas a altas horas de la madrugada cuando
todos sabemos que ya no hay solución -así es como los milagros siempre ocurren
entre las 4 a.m. y las 6 a.m. los fines de semana-
un frío como la perfecta dicción del deseo
un frío como ocurre con muchas palabras que nacieron para no decirse
sino lamerse, beberse, escupirse, masticarse, engullirse, vomitarse
dejarse arrastrar por todas las orillas y los márgenes
-y la soledad es el poliedro con más lados del Universo-
hasta finalmente olvidarse la mañana que se convierta
en el mayor error de una vida
pero una vida vacía se parecerá a la libertad de cometer mis propios errores
demasiado en un mundo en el que apenas van quedando
formas de ser libre.