28.7.10

reptar, volar

Cuando el diafragma se contrae, se aplana y desplaza en un movimiento descendente, ocasionando que los músculos pectorales menores y los músculos intercostales presionen las costillas hacia el exterior y, en consecuencia, que la cavidad torácica se expanda y el aire penetre en sus pulmones a través de la cara contraria de la garganta que beso, para colmar el vacío resultante. Mientras mi mano asciende, entre un temblor que la costumbre ha tornado imperceptible, desde el cóxis hasta la nuca, el aire atraviesa de nuevo su laringe en dirección contraria, superando el nudo de las cuerdas vocales en pequeñas nubes de ondas sonoras.

Te quiero.

Y yo, levantando los pliegues de su falda para contemplar la V. invertida que deletrea la felicidad de estar vivo y estar con ella, la creo. El mundo nos zarandea arriba y abajo, arriba y abajo. No. El mundo es la quietud, el cementerio a donde iremos a parar. Nosotros lo zarandeamos. Arriba y abajo, para escapar de él entre jadeos.

Se ha dicho que la vida transcurre en el plano de los acontecimientos, no en el de las palabras. Por eso confiamos sólo en el movimiento. Hacemos el amor.

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